El agua tiene dueño (y no es el pueblo): Colonos de San Lorenzo piden auditoría al presidente auxiliar Víctor Hugo Cruz
Redacción
Marco Yustis
Vecinos acusan amenazas, opacidad y presuntos “negocios líquidos” en torno a los pozos de la junta auxiliar.
En San Lorenzo Teotipilco, el agua no sólo quita la sed: también parece dar poder. Así lo denunciaron colonos y fraccionamientos de la zona, quienes presentaron una queja ante la Contraloría Municipal contra el presidente auxiliar, Víctor Hugo Cruz, a quien acusan de manejar el pozo “Manantiales” como si fuera empresa familiar.
De acuerdo con los vecinos, el funcionario habría organizado y azuzado grupos para tomar el control del pozo, a pesar de que la Ley Federal de Aguas es clara: el recurso es público y su administración corresponde al Oosapat. Pero parece que en San Lorenzo las leyes se evaporan más rápido que el nivel del pozo.
Los denunciantes aseguran que Cruz no sólo reparte agua, sino también amenazas: quien no apoye sus decisiones —dicen— recibe advertencias o exclusiones. “Está usando el cargo para dividir y presionar a la gente”, relataron. La comunidad, cansada del autoritarismo disfrazado de liderazgo, exige que el Ayuntamiento meta las manos.
Además, los colonos denunciaron opacidad en los cobros y un misterioso destino de los recursos recaudados. “Pagamos por el agua, pero nadie sabe a dónde se va el dinero… ni el agua”, ironizó uno de los vecinos, al tiempo que exigían una auditoría general para saber si la caja de la junta auxiliar tiene fondo o fuga.
La molestia crece, sobre todo porque Cruz evita las asambleas públicas, el espacio natural para rendir cuentas. En cambio, opta por el silencio y los acuerdos a puerta cerrada, mientras la confianza ciudadana se termina.
Finalmente, los denunciantes sostuvieron que el presidente auxiliar mantiene vínculos con personas que saquean los pozos, presuntamente los mismos con quienes pactó durante su campaña. Hoy, esos lazos —dicen— se reflejan en beneficios económicos y favores políticos.
💭 Y ante tanto abuso, silencio y sed de justicia… la pregunta cae por su propio peso:
¿hasta cuándo permitiremos que se sigan aprovechando del pueblo?
