Reconocer la dignidad de quienes sostienen la economía circular desde abajo.

Ernesto Cruz

La Cámara de Diputados aprobó la Ley General de Economía Circular, y por primera vez se busca reconocer en la legislación mexicana la labor esencial de las personas recicladoras de base —aquellas que, día tras día, recolectan y separan residuos, sosteniendo con su esfuerzo la cadena del reciclaje.

Durante décadas, se les llamó de manera despectiva “pepenadores”, invisibilizando un oficio que en realidad es noble, estratégico y vital para el medio ambiente y la sociedad. Hoy, la ley abre un camino para garantizar sus derechos, dignificar su trabajo y colocarlos como actores centrales en la transición hacia un modelo sostenible.

Este reconocimiento no es menor: significa que la economía circular en México no se construye solo desde los grandes discursos, sino desde la realidad de miles de familias que han hecho del reciclaje una forma de vida y de resistencia. Ellos son los verdaderos pioneros de la circularidad, y ahora la ley los nombra como lo que siempre han sido: personas recicladoras de base.

Defender sus derechos es defender el futuro de nuestras comunidades.
Dignificar su oficio es dignificar la lucha por un México más justo y sustentable.
Reconocerlos en la ley es reconocer que la transformación empieza desde abajo, con quienes nunca dejaron de trabajar por la vida del planeta.

Hoy celebramos este paso, pero también sabemos que falta mucho por hacer: convertir este reconocimiento en políticas públicas reales, en programas de apoyo, en seguridad social y en condiciones laborales justas.

Porque la economía circular no será completa si no es también una economía de justicia social.